Las islas europeas que no te puedes perder este otoño

Cuando el verano termina y las multitudes regresan a casa, es el momento perfecto para descubrir una de las joyas más especiales del viejo continente: las islas europeas. En otoño, estos destinos se llenan de calma, el clima sigue siendo cálido, y los paisajes cambian de color, ofreciendo una experiencia distinta y mágica.

En este artículo, te llevamos de viaje por algunas de las mejores islas de Italia, Croacia, Grecia y España para disfrutar en los meses de otoño. Tanto si viajas con tu familia, tus amigos o tu pareja, te enseñamos los lugares idílicos donde puedes ir justo cuando acaba la temporada alta. Son rincones mediterráneos que combinan historia, playas, buena comida y esa tranquilidad que muchos buscamos cuando bajan las temperaturas.

• Italia: Ischia, la hermana tranquila de Capri
• Croacia: Hvar, más allá del glamour
• Grecia: Naxos, tradición y mar
• España: Menorca, la serenidad hecha isla

Italia: Ischia, la hermana tranquila de Capri

Ubicada en la bahía de Nápoles, Ischia es una isla de origen volcánico que cuenta con más de 100 fuentes termales, muchas de ellas al aire libre y en plena naturaleza. Desde la época de los romanos, estas aguas se han utilizado con fines terapéuticos gracias a su alto contenido mineral.

La primera parada es Ischia, una isla volcánica situada en la bahía de Nápoles. Conocida por sus aguas termales, su vegetación exuberante y su ambiente más relajado que Capri, es un destino ideal para desconectar en otoño.

La hermosa isla de Ischia es accesible y tiene unas vistas preciosas

¿Qué hacer en otoño?

Ischia es famosa por sus termas naturales, y en otoño son uno de sus mayores atractivos. Dentro de la isla puedes relajarte en el Parque Termal de Poseidón, el más grande, con más de veinte piscinas termales al aire libre frente al mar. Otra opción es Negombo, un balneario rodeado de vegetación mediterránea con piscinas ocultas entre jardines. Es un lugar que combina arte, paisaje y bienestar. Algunas de sus piscinas parecen pequeños oasis ocultos entre palmeras y flores, con chorros de hidromasaje y rincones tranquilos donde dejar pasar el tiempo sin mirar el reloj.

Si buscas una experiencia natural y gratuita, no te pierdas la Baía di Sorgeto, donde el agua caliente brota directamente en el mar, formando piscinas naturales entre rocas volcánicas. Allí, el agua caliente brota directamente en el mar, formando piscinas naturales entre las rocas. No hay entradas, ni horarios, ni instalaciones artificiales. Y para algo más auténtico, en la Cava Scura, junto a la playa de Maronti, puedes darte baños termales en cuevas excavadas en la roca desde época romana.

Croacia: Hvar, más allá del glamour

Conocida por su vida nocturna en verano, Hvar se transforma en otoño. Hvar es una de las islas europeas conocidas por ser la isla de moda en Croacia. En verano, se llena de barcos, beach clubs y turistas buscando fiesta. Pero en otoño la historia cambia: el ritmo baja, el calor afloja y la isla se convierte en un lugar perfecto para disfrutar con tranquilidad. Su encanto medieval, campos de lavanda y playas solitarias la convierten en un rincón perfecto para quienes quieren conocer la Croacia auténtica sin prisas.

¿Qué hacer en otoño?

Visitar Hvar en esta época tiene muchas ventajas. Para empezar, la ciudad de Hvar, con sus calles empedradas y su fortaleza en lo alto, se puede recorrer sin agobios. Ya no hay colas para sacar una foto ni gente ocupando cada banco de la plaza. Puedes pasear a tu ritmo, parar a tomar un café, y disfrutar del ambiente relajado que se respira cuando baja la temporada.

Si te gusta la naturaleza, el otoño es ideal para caminar por sus senderos. Hvar está llena de olivos, viñedos y antiguos caminos rurales que cruzan la isla de punta a punta. Las temperaturas son suaves, así que puedes explorar sin sudar como en pleno agosto. Y si te animas a probar vinos locales, hay bodegas familiares que ofrecen catas en entornos muy agradables.

El otoño en Hvar es la época perfecta para poder aprovecharlo dejando de lado largas colas. Fuente: iStock

¿Quieres playa? También puedes. Las calas como Dubovica, Milna o Zarace siguen siendo preciosas en otoño, pero sin multitudes. El agua aún está a buena temperatura hasta bien entrado octubre, así que todavía puedes darte un baño o simplemente relajarte junto al mar sin que nadie ponga su altavoz al lado. Y si te apetece moverte un poco más, desde Hvar salen pequeñas excursiones en barco a las islas Pakleni, justo enfrente. Son perfectas para pasar el día, hacer snorkel o llevarte un picnic y disfrutar de la tranquilidad total.

En resumen, Hvar en otoño es una gran elección si buscas una isla bonita, con buen clima, comida rica, y todo sin el ajetreo del verano. Es una forma distinta de conocer Croacia, más calmada, más local y mucho más cómoda.

Grecia: Naxos, tradición y mar

Cuando se habla de las islas griegas, los primeros nombres que vienen a la mente suelen ser Santorini o Mykonos. Pero si lo que buscas es una isla con alma auténtica, menos turística, con playas espectaculares y un ritmo de vida relajado, entonces Naxos es una apuesta segura. Y en otoño, mucho mejor.

Naxos es la isla más grande de las Cícladas, lo que significa que hay mucho por ver y hacer, pero sin el caos de destinos más famosos. El clima en otoño sigue siendo muy agradable, con días soleados y temperaturas suaves. Incluso puedes seguir bañándote en el mar hasta bien entrado octubre.

¿Qué hacer en otoño?

Una de las cosas que más sorprende de Naxos es la variedad de paisajes. Por un lado tienes playas largas y abiertas como Agios Prokopios, Plaka o Mikri Vigla, donde en esta época puedes caminar durante metros sin cruzarte con nadie. Son perfectas para desconectar, leer, o simplemente mirar el mar sin prisa.

Por otro lado, en el interior de la isla, encontrarás pueblos de montaña que parecen detenidos en el tiempo. Halki, Filoti y Apiranthos son algunos de los más bonitos. En otoño, estos lugares recuperan su ritmo natural, con vecinos en las terrazas, niños saliendo del colegio y pequeños cafés que sirven productos locales sin pensar en el turismo.

Y hablando de productos locales: la gastronomía en Naxos es uno de sus puntos fuertes. Es una isla agrícola, así que hay mucha producción propia. No puedes irte sin probar el queso arseniko, elaborado de forma tradicional, o el licor de kitron, un destilado aromático que solo se produce aquí. También es buen momento para platos de cuchara, como estofados con cordero o verduras de temporada, ideales cuando refresca por la tarde.

La encantadora Chora de Naxos, con sus casas blancas y la pintoresca playa, bañada por la luz del Egeo. Fuente: iStock

Para los que disfrutan caminando, Naxos tiene una red de rutas de senderismo que conectan pueblos, iglesias bizantinas, antiguos templos y paisajes montañosos. En otoño, la tierra huele distinto, hay más verde, y se camina con gusto. La subida al Monte Zas, el punto más alto de las Cícladas, es una de las caminatas más recomendables si buscas buenas vistas.

Otro de los encantos de Naxos en esta época es su capital, Chora, mucho más tranquila que en verano. Puedes recorrer su paseo marítimo, perderte por las callejuelas del casco antiguo, y visitar la famosa Portara, el marco de mármol de un antiguo templo que se alza frente al mar. Es uno de los mejores lugares para ver el atardecer, sin tener que pelear por un sitio.

Y lo mejor es que llegar a Naxos en otoño es fácil; hay ferris desde otras islas cercanas. Es un destino que se presta tanto a una escapada corta como a pasar varios días sin prisa

España: Menorca, la serenidad hecha isla

Si buscas una isla donde el tiempo parece ir más lento, donde las playas no necesitan filtro y donde el silencio tiene protagonismo, Menorca es tu destino ideal. Menos masificada que sus vecinas Mallorca e Ibiza, esta isla balear es perfecta para quienes prefieren paisajes naturales, senderismo, buena comida y paz. Y si vas en otoño, la experiencia mejora aún más.

¿Qué hacer en otoño?

Uno de los mayores tesoros de Menorca es su costa, y en otoño puedes disfrutarla casi en solitario. Calas famosas como Macarella, Turqueta, Mitjana o Pregonda siguen tan bonitas como siempre, pero sin colas ni necesidad de llegar a primera hora para encontrar sitio. Incluso hay días de octubre en los que te puedes bañar sin problema: el agua conserva el calor del verano y el sol aún acompaña.

La Ciutadella de Menorca preciosa al atardecer. Fuente> iStock

La isla cuenta con una red de senderos espectacular, y su joya es el Camí de Cavalls, un antiguo camino de 185 kilómetros que da la vuelta completa a la isla bordeando la costa. Puedes hacer tramos cortos según tu ritmo y descubrir paisajes muy variados: acantilados, calas escondidas, bosques de pinos, zonas agrícolas y torres defensivas. El otoño es la época perfecta para recorrerlo: no hace calor excesivo, los caminos están en buenas condiciones y puedes encontrarte con fauna y flora local en su máximo esplendor. Si te gusta caminar, es probablemente uno de los mejores planes que puedes hacer en Menorca.

Ciutadella es especialmente bonita en esta época: su casco antiguo es peatonal y tiene rincones con mucho carácter, como la catedral, el puerto o la plaza del Born. Por otro lado, Maó tiene el segundo puerto natural más grande del mundo y es un buen sitio para alojarse si quieres explorar la isla desde el este.

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El otoño es esa estación mágica donde todo se desacelera. Y estas islas te ofrecen exactamente eso: tiempo, belleza y una dosis de desconexión que a veces tanto necesitamos. Así que prepara la mochila, la documentación y las ganas de dejarte llevar.

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