Viaje a Marruecos: qué necesitas saber para descubrir el país

Realizar un viaje a Marruecos es una de las formas más accesibles y fascinantes de sumergirse en una cultura distinta sin alejarse demasiado de Europa. A tan solo unas horas de la península ibérica, Marruecos ofrece un abanico de paisajes que van desde las montañas del Atlas hasta las dunas del desierto del Sahara, pasando por ciudades imperiales llenas de historia y zocos llenos de vida.

En este artículo exploramos cómo organizar tu viaje, cómo cruzar en ferry, qué lugares incluir en tu viaje a Marruecos y qué consejos tener en cuenta para aprovechar la experiencia al máximo.

• Cómo llegar a Marruecos en ferry
• Documentación y requisitos de entrada
• Ruta sugerida para tu viaje a Marruecos
• Transporte dentro de Marruecos
• Consejos prácticos para un viaje a Marruecos
• Gastronomía marroquí: una parte esencial del viaje
• Cultura, idioma y religión
• ¿Vale la pena hacer un viaje a Marruecos?

Cómo llegar a Marruecos en ferry

Una de las formas más populares para comenzar un viaje a Marruecos es cruzar el estrecho de Gibraltar en ferry con Ferryscanner. Esta opción es ideal si quieres viajar con tu propio coche o moto, o si prefieres evitar los aeropuertos. Además podrás disfrutar de espectaculares vistas del mar, donde el Mediterráneo y el oceáno Atlántico se funden. Los principales puertos de salida en España son Algeciras, Tarifa, Málaga y Almería.

Desde estos puntos, hay conexiones frecuentes hacia puertos marroquíes como Tánger Med, Tánger Ville y Nador. El trayecto más corto, entre Tarifa y Tánger Ville, dura aproximadamente una hora y suele contar con varias salidas diarias. Pero España no es el único punto de salida hacia esta aventura. Podrás coger una ruta desde Italia, desde puertos como Génova y Civitavecchia dependiendo de la temporada. De esta forma, tendrás la posibilidad de preparar tu aventura desde otros puntos de Europa.

El fato de Malabata en Tánger con la cáilda luz del sol

Viajar en ferry permite iniciar el viaje a Marruecos con total flexibilidad. Puedes llevar tu vehículo, lo cual es muy útil para recorrer el país por carretera. Además, no hay tantas restricciones de equipaje como en los vuelos, lo cual puede facilitar la organización de un viaje más largo.

Documentación y requisitos de entrada

Lo primero que tienes que tener en cuenta al viajar a Marruecos es que es un país fuera de la Unión Europera, por lo que los requisitos de entrada cambian particularmente. Para ciudadanos españoles y de la mayoría de los países de la Comunidad, Marruecos permite la entrada sin visado por un período de hasta 90 días. Solo necesitas un pasaporte en vigor con una validez mínima de seis meses a partir de la fecha de entrada al país.

Si llevas vehículo propio, asegúrate de portar el permiso de circulación, el seguro internacional (la “carta verde”) y, si no es de tu propiedad, una autorización del titular. Es importante verificar también que el seguro cubre Marruecos, ya que en caso contrario será necesario contratar uno temporal en el puerto de llegada.

Ruta sugerida para tu viaje a Marruecos

Para algunos viajar por este país africano en coche es todo una aventura. El caos y la ley del más fuerte se apoderan de la carretera, por lo que si deseas calma, puede que llevar tu propio vehículo no sea una opción para ti. Eso sí, te aseguramos que será inolvidable, si, en cambio, lo que buscas es sumergirte de lleno en la vibra y la cultura de este fascinante país.

Una vez en Marruecos, el país ofrece numerosas opciones para armar un itinerario variado y completo. Una ruta clásica puede comenzar en el norte y continuar hacia el sur, combinando mar, ciudad y desierto.

Tánger y el norte

Tánger es la puerta de entrada más común para quienes cruzan desde Tarifa o Algeciras. Esta ciudad cosmopolita ha sido un punto de encuentro de culturas durante siglos, y se nota en su arquitectura, su gastronomía y su ambiente bohemio. Su medina, con calles estrechas, mercados bulliciosos y vistas al mar, es un buen primer contacto con el estilo de vida marroquí. No te pierdas el Café Hafa, un lugar con historia donde tomar un té mirando al estrecho. Desde Tánger, puedes emprender ruta hacia otros rincones del norte que enamoran por su autenticidad y belleza natural.

Tetuán y Chefchaouen: tradición y color en las montañas

Tetuán, situada a los pies del Rif, es una ciudad menos turística pero con una medina declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su herencia andalusí se respira en cada rincón, y su ambiente tranquilo permite explorarla con calma. Es una excelente parada para quienes buscan una experiencia más auténtica lejos del bullicio.

La medina de Tetuán es menos turística que otras del país, lo que permite conocer el día a día de los locales sin aglomeraciones. Aquí verás artesanos trabajando la madera, el cuero y la cerámica con técnicas tradicionales. Además, la ciudad cuenta con varios museos interesantes, como el de Artes Marroquíes, ubicado en un antiguo palacio.

Escaleras en Chefchaouen, donde el azul inunda toda la ciudad

A unas dos horas en coche, se encuentra Chefchaouen, la famosa “ciudad azul”. Enclavada en las montañas, es uno de los destinos más fotogénicos de Marruecos gracias a sus callejuelas pintadas de tonos celestes. Además de pasear sin rumbo por sus rincones de postal, es un buen punto de partida para hacer rutas de senderismo en el Parque Nacional de Talassemtane.

Fez y Meknes

Más al sur, Fez es una de las ciudades imperiales más impresionantes del país. Su medina, Fes el-Bali, está considerada como una de las más antiguas y mejor conservadas del mundo islámico. Pasear por sus calles es como retroceder en el tiempo: talleres de curtidores, madrasas ornamentadas y riads escondidos tras puertas discretas te esperan en cada esquina.

Meknes, aunque más tranquila, también merece una visita. Es conocida por su mezcla de arquitectura islámica y europea, y sus monumentos históricos, como la impresionante puerta Bab Mansour, ofrecen una alternativa menos concurrida que otras ciudades más grandes. Además, está muy cerca de las ruinas romanas de Volubilis, perfectas para una excursión de un día.

Desierto del Sahara

Un viaje a Marruecos no está completo sin vivir el desierto. El camino hasta allí puede ser largo, pero la recompensa es inolvidable.

Merzouga y Erg Chebbi

Desde Fez o Marrakech, puedes llegar a Merzouga, puerta de entrada a las dunas de Erg Chebbi, las más altas del país. Allí puedes montar en camello al atardecer, dormir bajo las estrellas en una jaima bereber, escuchar música tradicional junto a una hoguera y ver el sol salir sobre un mar de arena dorada. Un espectáculo natural que emociona.

El viaje incluye también paradas interesantes por el camino: el valle del Ziz, los oasis de Tafilalet, el bosque de cedros de Azrou donde viven monos salvajes, y pueblos bereberes donde la vida sigue su curso con calma.

En el desierto del Sahara podrás tener la oportunidad de dormir entre las dunas

Zagora: alternativa menos turística

Si dispones de menos tiempo, desde Marrakech se puede visitar el desierto de Zagora. Aunque sus dunas no son tan grandes como en Merzouga, ofrece igualmente esa desconexión total que solo se encuentra en el desierto. Además, se atraviesa el valle del Draa, con sus palmerales infinitos, kasbahs de adobe y pueblos tradicionales.

Marrakech

Marrakech es un torbellino. Aquí todo pasa a la vez: vendedores que te invitan a entrar en su tienda, aromas de tajín y especias, llamadas a la oración, música gnawa, motos que pasan zumbando y una explosión de colores y formas. La plaza Jemaa el-Fna es el corazón de la ciudad. Al caer la noche, se transforma en un teatro al aire libre con puestos de comida, narradores de cuentos, encantadores de serpientes y artistas callejeros. El zoco, justo al lado, es ideal para practicar el arte del regateo.

No dejes de visitar lugares como los Jardines Majorelle (rescatados por Yves Saint Laurent), el Palacio de la Bahía, las tumbas saadíes y el nuevo barrio de Guéliz si te interesa el arte moderno o ir de compras. Marrakech es también un excelente lugar para comer bien, con restaurantes que fusionan cocina tradicional y contemporánea.

Costa atlántica: Essaouira y Agadir

A unas 2–3 horas de Marrakech, Essaouira es un soplo de aire fresco. Esta ciudad costera tiene una medina encantadora, una fortaleza frente al mar y un puerto lleno de vida donde puedes ver llegar a los pescadores con la captura del día. Su playa es larga y ventosa, ideal para practicar kitesurf o simplemente dar largos paseos. El ambiente es bohemio, con galerías de arte, cafés musicales y mercados de artesanía. Aquí el ritmo baja, y se agradece después de tanta ciudad intensa.

Más al sur, Agadir es una ciudad moderna, reconstruida tras un terremoto en 1960. Su gran atractivo es su playa de arena fina, su clima templado durante todo el año y sus resorts con todas las comodidades. Es perfecta para descansar unos días y disfrutar del mar. También puedes hacer excursiones cercanas como visitar el Valle del Paraíso, una zona de piscinas naturales y paisajes verdes escondida en las montañas del Anti-Atlas.

En Marruecos, el camellos es un símbolo de resistencia y adaptación

Transporte dentro de Marruecos

Moverse por Marruecos es relativamente sencillo. Si entras con tu propio coche, tendrás libertad para crear rutas a medida. Las carreteras principales están en buen estado, aunque conviene tener precaución con los límites de velocidad y con los controles policiales.

Para quienes prefieren transporte público, hay una buena red de autobuses entre ciudades, con compañías como CTM o Supratours. También existe un sistema ferroviario que conecta Tánger, Rabat, Casablanca y Marrakech, incluyendo un tren de alta velocidad (Al Boraq) entre Tánger y Casablanca.

Otra opción muy popular para desplazamientos urbanos o trayectos cortos son los “grand taxis”, que pueden compartirse con otros viajeros, o los “petit taxis”, más indicados para moverse dentro de las ciudades.

Consejos prácticos para un viaje a Marruecos

Clima y mejor época para viajar

Marruecos tiene una gran variedad climática, por lo que la mejor época para viajar depende de la zona que vayas a visitar. En general, la primavera (marzo a mayo) y el otoño (septiembre a noviembre) ofrecen temperaturas agradables en todo el país. El verano puede ser muy caluroso, especialmente en el interior y el sur.

Si planeas visitar el desierto, evita los meses más calurosos, ya que las temperaturas pueden superar los 45°C. En las zonas costeras, como Essaouira, el clima es más templado durante todo el año.

Moneda y pagos

La moneda oficial es el dirham marroquí (MAD). Aunque en zonas turísticas muchos comercios aceptan euros, es recomendable cambiar algo de dinero o sacar efectivo en los cajeros automáticos. En las ciudades principales, los pagos con tarjeta son comunes en hoteles, restaurantes y tiendas grandes, pero en zocos y pequeños establecimientos se espera el pago en efectivo.

Seguridad y costumbres

Marruecos es un país seguro para los turistas, pero como en cualquier destino, conviene tomar ciertas precauciones básicas. Evita mostrar objetos de valor en público, y presta atención en las zonas más concurridas como los zocos, donde pueden darse carteristas.

En cuanto a las costumbres, es recomendable vestir con cierta discreción, especialmente fuera de las grandes ciudades. Las mujeres, en particular, pueden optar por ropa que cubra hombros y piernas para evitar miradas incómodas. Durante el Ramadán, es importante respetar las costumbres locales, como evitar comer o beber en público durante las horas de ayuno.

Gastronomía marroquí: una parte esencial del viaje

La comida marroquí es uno de los mayores atractivos del país. Platos como el tajín, el cuscús, la pastela o el harira forman parte del menú cotidiano y ofrecen una rica combinación de especias y sabores. El té verde con menta es la bebida por excelencia, símbolo de hospitalidad. Se sirve en cualquier parte, desde casas familiares hasta puestos callejeros, y suele acompañar cualquier encuentro social.

También es muy común comer en los puestos de comida de las plazas, especialmente en Marrakech. Estos lugares ofrecen una experiencia auténtica y económica, aunque es recomendable elegir los puestos más concurridos por los locales, lo cual suele ser una buena señal de calidad y frescura.

Cultura, idioma y religión

El idioma oficial es el árabe, aunque el francés se utiliza ampliamente en contextos administrativos y comerciales. En zonas turísticas, muchas personas hablan también español e inglés básico, por lo que comunicarse no suele representar un gran problema.

El islam es la religión predominante. Las mezquitas no están abiertas al público no musulmán, salvo contadas excepciones como la Mezquita Hassan II en Casablanca. Aun así, el llamado a la oración, los zocos y las celebraciones religiosas forman parte del ambiente cotidiano y enriquecen el contacto con la cultura local.

¿Vale la pena hacer un viaje a Marruecos?

Un viaje a Marruecos es mucho más que una escapada exótica. Es una oportunidad para descubrir paisajes contrastantes, convivir con una cultura hospitalaria y abrirse a experiencias únicas. Desde las calles empedradas de Fez hasta las arenas del Sahara, desde el bullicio de los zocos hasta la calma del mar Atlántico, Marruecos invita a vivir el viaje con los cinco sentidos.

Ya sea que viajes en pareja, en familia, con amigos o en solitario, Marruecos tiene opciones para todos los perfiles de viajeros. Y con la posibilidad de llegar fácilmente desde España en ferry, la aventura está mucho más cerca de lo que imaginas. Reserva tu billete de Ferryscanner y descubre una nueva forma de explorar el mundo y nuevos horizontes.